Querido 2015
Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez
Estoy convencido de que tú y yo hemos hecho una buena pareja
—aunque no hayamos llegado a la perfección— y todo ello gracias
a tu disposición para ayudarme ofreciéndome esos 365 días que
tan puntualmente pusiste a mi alcance. Sé que no podré pagarte
tantos favores. También soy consciente de que a veces te
defraudé, pues no supe sacar provecho a esos regalos como
debería haberlo hecho, al no hacer rendir el tiempo al máximo.
No estás tú para saberlo, ni yo para contarlo, pero hay mucha
gente en este mundo que pasa por la vida sin dejar huella.
Quieren vivir sin complicaciones: comiendo, bebiendo, durmiendo
y viendo televisión sin que nadie los moleste. ¿Qué le vamos a
hacer? Lo que no pudieron conseguir sus madres tratando de
educarlos, no lo podemos hacer los demás. Otros, en cambio,
quisieran que los días tuvieran más horas para poder hacer más.
En algunos momentos pensé que no llegaría yo a ver tu final, y
no porque esté enfermo, sino porque la muerte nos puede llegar
por muy diversos caminos. Así pues, tampoco sé si seguiré vivo
para ver a tu hermano 2017. Todo parece indicar que sí podré
conocer al 2016, y sólo Dios sabe cuándo me llamará para
pedirme cuentas de mi administración.
Por lo pronto disfruto de hacer lo que hago, en mi caso como
sacerdote. ¿Sabes? Eso de ser administrador de bienes
sobrenaturales es una maravilla, especialmente cuando puedes
experimentar que algunas personas desorientadas o desanimadas
descubren a Dios como un padre amoroso que nos está
esperando para que nos acerquemos a Él.
Aunque también hay otros a quienes les molesta sobremanera
escuchar o leer sobre Dios. Da la impresión de que están
programados para odiar, y no desaprovechan ninguna
oportunidad para criticar. Manifestarse en contra es como una
catarsis que les permite quitarle la tapa a su olla de presión.
Supongo que debe ser molesto vivir así, especialmente para
aquellos con quienes conviven. Ojalá puedan encontrar quien los
ayude a aliviar sus rencores y ver la vida sin tantas
complicaciones. Habría que saber distinguir entre: descubrir lo
que está mal, y pensar que todo lo que no es como yo lo veo,
está necesariamente mal. Cualquiera puede destrozar una obra
de arte, pero sólo pocos pueden hacerlas.
Por otra parte… ¡hay tanto por hacer! Tanto trabajo pendiente en
bien de los demás. Y como dijo Carl Rogers: “Me doy cuenta que
si yo fuera estable, prudente y estático, viviría en la muerte. Por
consiguiente, acepto la confusión, la incertidumbre, el miedo y los
altibajos emocionales, porque ese es el precio que estoy
dispuesto a pagar por una vida fluida, perpleja y excitante”.
Estoy de acuerdo con este psicólogo, sobre todo, si esa vida “no
lineal” puede servir como el campo de acción para construir un
mundo donde todos estén dispuestos a trabajar codo a codo con
los demás, aunque tengamos derecho a pensar de formas
diferentes.
www.padrealejandro.com