¿Viva México?

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez   

 

Nunca faltan en estos días patrios los discursos políticos y argumentos de mercadotecnia en los medios de comunicación llenos de un romanticismo de baja calidad. Se oye por todas partes “el deber de honrar a los héroes que nos dieron patria y libertad”, pero todo queda en folklore para poder festejar con los amigos, sin ir más allá.

Bastaría aplicar un examen de historia nacional a los adultos para comprobar la ignorancia mayúscula que reina en quienes durante varios años fuimos instruidos en esa materia curtida, además, por una visión oficial y tendenciosa, pero tramposa y vacía de un sólido y bien fundamentado civismo.

La experiencia suele demostrar que quienes han tenido la oportunidad de hacer estudios en el extranjero suelen pasar malos ratos al ser cuestionados con preguntas puntuales sobre los hechos y personajes de nuestra historia. ¿Podría usted, por ejemplo, responder en qué territorios habitaban los chichimecas, los olmecas, los zapotecas los huicholes, los mazahuas? ¿Conoce usted algo de más importancia sobre Moctezuma que el hecho de que comía pescado fresco de las costas del Golfo de México? ¿Cuántos legisladores escribieron la Constitución y en qué circunstancias? ¿Conoce algunos datos de Aldama, Allende, del mismo Benito Juárez y Maximiliano? Menos mal que Catón –el nuestro– ha iluminado buena parte de nuestra verdadera historia.

¿Qué entenderá la gente cuando grita: ¡Viva México! cada 15 de septiembre? Sin duda es una manifestación del orgullo de sentirse mexicanos… ¿Orgullo? Que cada uno se pregunte de qué nos sentimos orgullosos o, mejor dicho, de qué podemos sentirnos orgullosos. Los temas son variados: Cultura, familia, historia, economía, desarrollo de la industria petrolera, política, moralidad, honradez, fidelidad conyugal, estabilidad social, respeto a las leyes, laboriosidad, programas de televisión, educación… (¡Vaya tema! ¡Con los “maestros” sindicalizados de algunas secciones!).

Me pregunto cuántos jóvenes de clase media y alta estarían dispuestos a enrolarse en el ejército si la patria los convocara “a lidiar con valor” como cantamos en nuestro Himno Nacional. ¿Será cierto aquello de: “Piensa oh Patria querida que el Cielo un soldado en cada hijo te dio?”

Hagamos un análisis sobre los medios que acostumbran poner los padres de familia, en el ambiente de la casa, para infundir en sus hijos el amor al suelo que los vio nacer. ¿Cómo fomentamos el aprecio a nuestros hermanos chiapanecos, oaxaqueños, tamaulipecos, etc.? ¿Solemos hacer turismo en nuestro país, interesándonos en visitar los museos, las plazas y los mercados para conocer culturas sumamente ricas en tradiciones multicolores o, si nuestra economía familiar nos lo permite, preferimos ir a Las Vegas o a Orlando para comprar un gorrito de Mike Mouse?

El amor patrio se manifiesta en los partidos de la Selección Nacional de Futbol y en las peleas de box de nuestros pugilistas y… y… y… ¿y? La verdad es que no se me ocurre en qué más.

Nuestros gobernantes han de trabajar en la elaboración y aplicación de leyes justas que promuevan el desarrollo social “con principios morales” respetando la dignidad humana y la familia. De lo contrario seguiremos por donde vamos.