¿Viva México?
Nunca faltan en estos días patrios los discursos políticos y argumentos de
mercadotecnia en los medios de comunicación llenos de un romanticismo de baja
calidad. Se oye por todas partes “el deber de honrar a los héroes que nos dieron
patria y libertad”, pero todo queda en folklore para poder festejar con los
amigos, sin ir más allá.
Bastaría aplicar un examen de historia nacional
a los adultos para comprobar la ignorancia mayúscula que reina en quienes
durante varios años fuimos instruidos en esa materia curtida, además, por una
visión oficial y tendenciosa, pero tramposa y vacía de un sólido y bien
fundamentado civismo.
La experiencia suele demostrar que quienes han
tenido la oportunidad de hacer estudios en el extranjero suelen pasar malos
ratos al ser cuestionados con preguntas puntuales sobre los hechos y personajes
de nuestra historia. ¿Podría usted, por ejemplo, responder en qué territorios
habitaban los chichimecas, los olmecas, los zapotecas los huicholes, los
mazahuas? ¿Conoce usted algo de más importancia sobre Moctezuma que el hecho de
que comía pescado fresco de las costas del Golfo de México? ¿Cuántos
legisladores escribieron la Constitución y en qué circunstancias? ¿Conoce
algunos datos de Aldama, Allende, del mismo Benito Juárez y Maximiliano? Menos
mal que Catón –el nuestro– ha iluminado buena parte de nuestra verdadera
historia.
¿Qué entenderá la gente cuando grita: ¡Viva México! cada 15 de
septiembre? Sin duda es una manifestación del orgullo de sentirse mexicanos…
¿Orgullo? Que cada uno se pregunte de qué nos sentimos orgullosos o, mejor
dicho, de qué podemos sentirnos orgullosos. Los temas son variados: Cultura,
familia, historia, economía, desarrollo de la industria petrolera, política,
moralidad, honradez, fidelidad conyugal, estabilidad social, respeto a las
leyes, laboriosidad, programas de televisión, educación… (¡Vaya tema! ¡Con los
“maestros” sindicalizados de algunas secciones!).
Me pregunto cuántos
jóvenes de clase media y alta estarían dispuestos a enrolarse en el ejército si
la patria los convocara “a lidiar con valor” como cantamos en nuestro Himno
Nacional. ¿Será cierto aquello de: “Piensa oh Patria querida que el Cielo un
soldado en cada hijo te dio?”
Hagamos un análisis sobre los medios que
acostumbran poner los padres de familia, en el ambiente de la casa, para
infundir en sus hijos el amor al suelo que los vio nacer. ¿Cómo fomentamos el
aprecio a nuestros hermanos chiapanecos, oaxaqueños, tamaulipecos, etc.?
¿Solemos hacer turismo en nuestro país, interesándonos en visitar los museos,
las plazas y los mercados para conocer culturas sumamente ricas en tradiciones
multicolores o, si nuestra economía familiar nos lo permite, preferimos ir a Las
Vegas o a Orlando para comprar un gorrito de Mike Mouse?
El amor patrio
se manifiesta en los partidos de la Selección Nacional de Futbol y en las peleas
de box de nuestros pugilistas y… y… y… ¿y? La verdad es que no se me ocurre en
qué más.
Nuestros gobernantes han de trabajar en la elaboración y
aplicación de leyes justas que promuevan el desarrollo social “con principios
morales” respetando la dignidad humana y la familia. De lo contrario seguiremos
por donde vamos.