La Iglesia en crisis
Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez
A lo largo de sus veinte siglos, la Iglesia Católica ha
padecido diversas crisis. Las causas de ello han sido diversas. Por motivos
externos, como las persecuciones, que nunca han faltado, y también por causas
internas como las herejías, las apostasías, los cismas y los escándalos
injustificables de algunos clérigos.
En la actualidad no faltan ministros que
se dejan llevar más por las novedades y el afán de notoriedad y también hay
muchos católicos adolescentes –que no es lo mismo que los adolescentes
católicos- a los que les molesta todo lo que tenga apariencia de mandato. Aquí
me refiero a aquellos que van a Misa, pero se salen del templo si la ceremonia
dura más de una hora, pues ellos “ya cubrieron su cuota”. Estas personas no han
entendido lo que significa tomarse en serio a Dios siguiendo a Cristo.
Son
aquellos que su fe vacila cuando descubren los defectos y miserias de algunos
sacerdotes y demás fieles. Quienes critican a la Iglesia por lo que oyen en la
televisión. Los que piensan que saben de religión sin haber estudiado más allá
de lo que aprendieron cuando se preparaban para su primera comunión.
En
definitiva son los que juzgan desde perspectivas puramente humanas y no son
capaces de aceptar la revelación y la asistencia divina en lo fundamental. Claro
que la Iglesia tiene mucho de humano, con todas sus consecuencias, pero tiene
más de divino, como las grandes cordilleras tienen más de montañas que de niebla
aunque ésta nos impida verlas.
Para quienes gozamos la dicha de tener fe, nos
conviene recordar que en la cruz de Jesús encontramos dos largueros: uno
vertical y otro horizontal. En épocas del Concilio Vaticano II muchos perdieron
de vista la dimensión vertical y procuraron que la Iglesia privilegiara su labor
social –horizontal- sobre el deber de alabar a Dios y conseguir del Todopoderoso
la gracia sobrenatural para que los hombres puedan tender a su salvación e,
incluso, a la santidad.
Dicho error provocó una grave crisis, pues creó una
enorme confusión en el rebaño, especialmente cuando eran algunos pastores
quienes confundían a los fieles con proyectos "progresistas" que hablaban de un
"cristianismo adulto" y reprobaban las verdades enseñadas por el magisterio
multisecular, así como las tradiciones piadosas que tanto bien han hecho a
millones de fieles.
De hecho se puede hablar de dos Concilios. El real: El
que quedó plasmado en sus documentos, y el que se inventaron unos cuantos,
quienes valiéndose de la prensa sensacionalista fabricaron escándalos para hacer
tambalear la fe del pueblo provocando muchas deserciones.
Pero, por otra
parte, son muchos los que en nuestra época van descubriendo la necesidad de
tener a Dios como marco de referencia de sus vidas y se preocupan de conocer
mejor su religión, estudiándola, y reconociendo el valor divino de lo humano,
donde aprenden a descubrir a su Creador.
Las crisis institucionales, siempre
se originan en crisis individuales, y aquí es donde cada uno debiera hacer un
balance personal antes de criticar.