Magistrados convierten a médicos en sicarios

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez   

 

 Es evidente, para quienes hemos seguido el desarrollo de las políticas del control de la natalidad promovidas por algunos organismos de la ONU, que la Conferencia de El Cairo es una de las más amañadas de hubo en el siglo XX. Muchas de sus conclusiones son retorcidas y perversas, y quienes se apoyan en ellas se hacen cómplices de crímenes de lesa humanidad. Así de claro.
Entiendo que ustedes –Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación– sólo deben interesarse por la coherencia de los diversos niveles legales para que estén en concordancia con la Constitución, pero cuidado, no pierdan de vista que dichas leyes han sido emanadas por simples y falibles hombres que emiten leyes imperfectas, las cuales pueden terminar siendo contrarias, opresoras y exterminadoras del ser humano, aunque sean afines entre ellas.
Entiéndame, Señores Magistrados, el mundo es mucho más que la ley escrita. Si tratamos de dar a conocer nuestro país a un alemán dándole a leer nuestra Constitución, sólo conseguiremos confundirlo. La vida es más rica que la teoría, y las leyes están a nivel teórico: Son perfectibles, sobre todo cuando son imperfectas.
Ya sé que esto, para ustedes, es una herejía y que suena a traición a mi país, pero es todo lo contrario, amo a mi nación por lo menos tanto como el que más de ustedes, y precisamente por eso, amo a los mexicanos y a sus hijos no nacidos, y por ello rechazo el intento de aceptar legalmente la práctica del aborto.
Si nuestras leyes no defienden la vida del ser humano, en estos casos, los médicos, y el demás personal sanitario se convertirían en sicarios. Y estando las cosas así, en un país –donde reinaría la ley del más fuerte– lo mejor que podemos hacer es andar armados todos y ejercer la justicia por nuestra propia mano. ¿Se dan cuenta de la gravedad de lo que están pretendiendo hacer? Terminaríamos en un país sin respeto a las leyes, gracias a los legisladores.
La realidad que nos está tocando vivir en nuestra época tan lastimada por la violencia del crimen organizado…, y del desorganizado también, empeorará necesariamente cada vez que los legisladores den permisos legales para matar. Y la falacia de que los hijos no deseados son futuros delincuentes, no toma en cuenta que los hospitales y clínicas abortistas estarían reclutando “delincuentes legales”.
¿Son conscientes de lo rentables que serían las clínicas abortistas cobrando por los abortos, y después vendiendo los restos de esos niños para trasplantes o para la industria cosmetológica y que esto podría animar a algunas mujeres a embarazarse para negociar con esos niños? Por lo tanto, ya no estaríamos ante víctimas, sino ante “tratantes” sin escrúpulos.
No me interesa meter a la cárcel a cualquiera mujer que aborte. Jamás he maltratado a ninguna de ellas cuando me comentan el error que cometieron. Pero provocar el aborto, consciente y voluntariamente, será siempre asesinar a un inocente.