El maligno

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez   

 

Cuando los occidentales de nuestra época escuchamos sobre la guerra de Viet Nam, solemos pensar en la que se desarrolló de 1961 a 1976 cuando los Estados Unidos se aliaron al gobierno del Sur de aquel país, mientras las tropas comunistas del Norte se proponían dominar toda la península. Pero solemos perder de vista aquella otra guerra anterior, con la que los vietnamitas se independizaron de Francia, en 1954.
Gran deshonra sufrieron los franceses -con sus cinco generales egresados de la Academia de Saint Cyr- al ser superados por un ejército irrefrenable al mando de Vo Nguyen Giap, un abogado con grado de general. Este guerrero improvisado supo mover a sus tropas durante largas noches para conseguir una aproximación que lo puso en condiciones francamente ventajosas. La batalla comenzó el 13 de marzo, cuando para sorpresa de los franceses, se inició un masivo ataque de artillería. En una de las más sorprendentes operaciones de logística que se conozcan. Los cañones habían sido trasladada pieza por pieza a través de la selva por coolies en bicicletas o simplemente arrastrados a fuerza humana. Fueron muchos los que murieron de agotamiento.
La famosa Batalla de Diem Bien Fhu duró 170 días. Finalmente los franceses tuvieron 2.293 muertos de los 20.000 que componían la guarnición.
No cabe duda que uno de los logros más importantes de los buenos estrategas es hacer pensar a sus enemigos que los tienen lejos o, lo que sería peor, que la posibilidad de la guerra es muy remota.
En los últimos años tal parece que los únicos interesados en recordar la existencia del demonio son los medios de entretenimiento: especialmente el cine y la televisión. Cada día son más las mamás jóvenes que al inscribir a sus pequeños en el catecismo para poder hacer la Primera Comunión, les advierten que no quieren que a sus hijos les enseñen que existe el diablo, ni que les hablen del pecado.
En la película El Rito protagonizada por Anthony Hopkins, en el papel de un sacerdote católico que reside en Roma, y Colin O’Donoghue, en el rol de un seminarista que ha concluido sus estudios de teología en un seminario de los Estados Unidos, y que duda que el demonio pueda poseer a alguien, el exorcista le recuerda, que así como un ladrón no enciende las luces de la casa donde va a robar, pues evita ser visto, el demonio hace lo mismo.
No sólo las Sagradas Escrituras nos presentan la existencia del “maligno”. Sólo en el Nuevo Testamento aparecen varias citas en las que Jesús lo menciona o se encuentra con él. Además, actualmente son innumerables sus manifestaciones en todo el mundo.
No perdamos de vista que el demonio no es más que un pobre diablo, y Dios sigue siendo el Dios Todopoderoso que nos ha dejado una serie de medios en su Iglesia para poder vencer las tentaciones. Vale la pena revisar qué tanto acudimos a estos medios como son los sacramentos, la oración, la penitencia y la limosna.
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