Keep it simple

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez

 

 

En los países de habla inglesa suelen usar este modismo: “Keep it simple”; hazlo fácil, no te compliques. No cabe duda que esto supone todo un reto, es más, supone un auténtico arte del que puede depender, en buena parte, el éxito de muchas personas, planes, instituciones e, incluso, países. Claro que en este tema, como en muchos otros, aparece el interrogante vital: pero ¿cómo? De alguna manera podemos decir que es un asunto para privilegiados, aunque también es cierto que el trabajo de muchos consiste en enseñar a simplificar el estudio y trabajo de otros. 

“Keep it simple”: hazlo simple, es muy distinto del “don’t worry”: no te preocupes; pues no significa que hemos de despreocuparnos de nuestros deberes y compromisos, dado que esta forma de actuar es compatible con el hecho de realizarlos de una manera más sencilla. También es cierto que hay gente que confunde estas dos ideas evidenciando con ello su inmadurez. 

Hacer las cosas más simples puede depender de la experiencia propia acumulada con muchos años de trabajo, otras veces será el resultado del ingenio, como también, de tener alguien que nos enseñe. En estos asuntos aparece otro tema de gran interés: la buena disposición para aprender. Hace días al leer el Evangelio de San Mateo encontré una invitación de Jesús que dice: “escuchen y traten de comprender”. Esta proposición me recuerda el tema de las vetas de minerales en las minas de las que traté la semana pasada, pues supone una invitación a mantener una actitud positiva de apertura para aprovechar la destreza de quienes nos han precedido. Escuchar y tratar de comprender nos abre horizontes insospechados y nos enriquece enormemente en todos los campos del quehacer humano. 

Todos padecemos a diario las nefastas consecuencias de la falta de comunicación, así como de la comunicación de mala calidad. ¿Conoce usted algún matrimonio, o algún negocio, en el que no se hayan provocado conflictos como consecuencia de no saber, o no querer, escuchar? Y una vez que se escucha, se ha de procurar entender lo que a través de nuestros oídos hemos captado. ¡Qué claro nos queda ahora aquel “no hay peor sordo que el que no quiere oír”! 

Escuchar y tratar de comprender es la autopista de ocho carriles de los sabios. La preparación de esta carretera es la virtud de la humildad y su asfalto es el deseo de crecer. Para poder hacer las cosas más simples se requiere también aceptar que otros saben más de muchos asuntos, por lo que están en condiciones de enseñarnos. Sin embargo, esta no es una fórmula mágica pues también corremos el peligro de no saber seleccionar los temas o las fuentes de nuestros conocimientos. Así pues se requerirá también de la prudencia. 

Entre las cuestiones donde podemos aplicar la receta de hazlo simple está el de pedir perdón cuando hemos ofendido a alguien; reconocer cada vez que cometamos un error diciendo: me equivoqué; cuando vemos muy difícil atender la petición de alguien es mejor decir “no puedo” en vez de defraudar su confianza o retazar su trabajo; con frecuencia nos tardamos mucho más de lo necesario al no tener nuestras cosas en orden por lo cual hacer las cosas más simples ha de comenzar por no guardar lo que no necesitamos, es mejor tirarlo y se acabó. Obedecer “en este momento” suele ser más simple que dejarlo para más tarde, pues olvidar lo que no queremos hacer es algo que se da en automático, simplemente se evapora como el alcohol. 

Me permito dar un consejo a los hombres casados: Díganles a sus esposas algo tan simple como: “te amo”. No perdamos de vista que las mujeres viven más del cariño que del dinero (bueno, la gran mayoría). Por otra parte, no son pocos los señores que pierden la compostura, amén de las buenas costumbres, cuando sus esposas hablan y hablan… y siguen hablando con lujo de detalles para explicar que necesitan cualquier cosa. Señoras: Por favor, cuando quieran ser escuchadas y atendidas por un hombre, háganle caso a Dante Alighieri cuando dice: “a lo que te truje Chencha”. Háganlo simple y se asombrarán de los resultados.