Don Gilberto Rincón Gallardo

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez  

 

 

Esta semana murió el que fuera candidato a la Presidencia de la República por el Partido Democracia Social en el año 2000. Personalmente no concuerdo con la postura de quien impulsó propuestas como las leyes de sociedades de convivencia y la despenalización del aborto, además de hacer hincapié en la igualdad de género. A pesar de ello, reconozco que su postura podría parecer coherente con su vida. No era un hombre que se echara para atrás por miedo a la represión. No se puede negar que era un ser pensante y decidido.

Sin embrago, no me resulta lógico que, siendo un intelectual y una persona en discapacidad física, haya estado a favor de leyes que apoyaran el aborto de quienes podrían nacer con limitaciones corporales o psíquicas.

Por esto me resulta incomprensible la postura de un hombre como Don Gilberto -con tantas virtudes- cuando aprobaba el aborto, pues para mí esta actitud se debe: o al desprecio de la vida o al desprecio de algunas personas (las no nacidas), pues el cuento de que todavía no son seres humanos está completamente en contra de las demostraciones de la ciencia genética.

Por otra parte, en estos días se están llevando a acabo los juegos Paralímpicos en Beijín donde los participantes sobrepasan los cuatro mil, incluidos débiles visuales, ciegos y personas con limitaciones físico-motoras. Sobre ello, el vicepresidente chino Xi Jinping recalcó que a estas competencias se les debe dar la misma importancia que a las anteriores.

También, el viceprimer ministro chino Hui Liangyu dijo que la convención de la ONU sobre Derechos de Personas en Discapacidad es un documento guía para que la comunidad internacional maneje los asuntos relacionados con estas personas y ¡es un hito en el progreso de la civilización humana!, para que todos prestemos más atención a las personas en discapacidad y luchemos por construir un mundo más igualitario, más incluyente y más armonioso.

Está claro que no todas las personas en discapacidad nacieron con ellas, pues en muchos casos estas limitantes se debieron a enfermedades posteriores o a accidentes; sin embargo, no se pueden marcar diferencias entre unos y otros.

En contra de esta visión, cada vez son más los países “civilizados” donde se practica el aborto de forma sistemática ¡y a veces obligada! cuando los médicos descubren padecimientos en los “no-natos”. La verdadera razón es que no quieren soportar la carga, social y económica, que esto les supone. Lo cual sólo se puede explicar cuando el principal factor político a considerar es el dinero y no las personas.

Estoy seguro que ahora, en la otra vida, Don Gilberto habrá cambiado su postura. Descanse en paz.