ISO-9000… tontadas

Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez

 

 

Tengo un amigo que afirma que consiguió el “HIZO 9000” por haber realizado nueve mil tonterías el año pasado. Conviene tener en cuenta que para alcanzar esta ambiciosa meta es necesario cometer 24 errores diarios, incluyendo sábados y domingos, lo cual no cualquiera lo consigue. Un merecido aplauso para mi amigo por favor.

Todos cometemos muchos errores como consecuencia de nuestra imperfección. Como no somos Dios, sino simples criaturas, la imperfección es parte de nuestra naturaleza. Muestras de nuestras limitaciones son, entre muchas otras, la escasez de buenos modales, de paciencia, de orden, de puntualidad, de generosidad, de responsabilidad, de lealtad, de pudor, de civismo, de amor a la patria, de ahorro, de solidaridad, de coherencia, de romanticismo... Por lo cual podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que hay abundancia de escasez. 

En algún lugar encontré un hermoso verso lleno de sabiduría: “Oficio noble y bizarro; de entre todos el primero; pues en la industria del barro; Dios fue el primer alfarero; y el hombre el primer cacharro”. Ni modo, somos polvo, y al polvo hemos de volver. Es cierto, no podemos aspirar a la perfección; pero sí a ser mejores. Afirmar que “todos cometemos errores” puede ser una forma de justificar nuestra comodidad y cobardía. 

En justicia habrá que reconocer que lo que solemos llamar “pérdida de valores” por la forma de hablar de los jóvenes, adultos y niños, y en la televisión; así como las tranzas en los negocios; las rencillas en el hogar; las traiciones a quienes se debe lealtad; la impudicia, y otras formas viciosas de conducta, no son propiamente manifestaciones de libertad, sino simples faltas de educación. 

Lo que se ha perdido es la vergüenza y, por lo mismo, el pudor, de tal forma que se exhibe la intimidad públicamente sin el más mínimo recato. Lástima de tantas colegiaturas gastadas en balde. Ojalá se hubiera usado ese dinero en mejores causas. 

Soy de la idea de que las formas de conducta se basan en la valoración a uno mismo y a los demás, y por lo mismo, cuando no nos valoramos adecuadamente, nuestra existencia se va vaciando de contenido, provocando, además, que haya tantas vidas insípidas. 

Parte importante de nuestros errores estriba en que estamos esperando que nuestros problemas sociales y familiares los resuelvan los demás. Además, cuando sólo nos manejamos por los sentidos externos -a nivel superficial- corremos el peligro de pasar los datos al departamento de las emociones mientras la inteligencia se mantiene en “off”.

Remedio: Si yo me propongo portarme con educación, con responsabilidad, con espíritu de solidaridad y de servicio, no cambiaré el mundo, pero habrá un patán menos.